Conferencia 7
Lectura 7:1a En las lecturas precedentes, tratamos de lo que era la fe, y del objeto sobre el cual descansaba.
Conferencia 7:1b De acuerdo con nuestro plan, ahora procedemos a hablar de sus efectos.
Conferencia 7:2a Como hemos visto en nuestras conferencias anteriores que la fe era el principio de acción y de poder en todos los seres inteligentes, tanto en el cielo como en la tierra,
Lectura 7:2b no se esperará que en una lectura de esta descripción intentemos desplegar todos sus efectos; tampoco es necesario para nuestro propósito hacerlo así;
Lectura 7:2c porque abarcaría todas las cosas en el cielo y en la tierra, y abarcaría todas las creaciones de Dios, con todas sus infinitas variedades.
Lectura 7:2d Porque aún no ha sido formado el mundo que no haya sido formado por la fe;
Lecture 7:2e tampoco ha habido un ser inteligente en ninguna de las creaciones de Dios que no haya llegado allí por causa de la fe, tal como existió en sí mismo o en algún otro ser;
Lecture 7:2f ni ha habido un cambio o una revolución en cualquiera de las creaciones de Dios, sino que ha sido efectuado por la fe.
Lectura 7:2g Ni habrá cambio ni revolución a menos que se efectúe de la misma manera en cualquiera de las vastas creaciones del Todopoderoso;
Lectura 7:2h porque es por la fe que la Deidad obra.
Conferencia 7:3a Ofrezcamos aquí alguna explicación en relación con la fe para que nuestro significado pueda ser claramente comprendido. Preguntamos entonces, ¿qué debemos entender por la obra de un hombre por la fe?
Lectura 7:3b Respondemos: Entendemos que cuando un hombre obra por la fe, obra por el esfuerzo mental en lugar de la fuerza física.
Lectura 7:3c Es por medio de palabras en lugar de ejercer sus poderes físicos, con lo cual todo ser trabaja cuando obra por la fe.
Lectura 7:3d Dios dijo: “Hágase la luz; y fue la luz” (Gén. 1:3). Josué habló, y las grandes lumbreras que Dios había creado se detuvieron. Elías mandó, y los cielos se detuvieron por espacio de tres años y seis meses, para que no lloviese. Volvió a mandar, y los cielos dieron lluvia.
Lectura 7:3e Todo esto fue hecho por fe, y el Salvador dice: “Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se quitará” (Mateo 17:20);
Lectura 7:3f o “podríais decir a este árbol sicamino: Sé arrancado de raíz, y plántate en el mar; y debe obedeceros” (Lucas 17:6).
Conferencia 7:3g La fe entonces obra por las palabras, y con estas sus obras más poderosas han sido y serán realizadas.
Conferencia 7:4a Seguramente no se nos exigirá probar que este es el principio sobre el cual toda la eternidad ha actuado y actuará; porque toda mente reflexiva debe saber que es en virtud de este poder que todas las huestes del cielo realizan sus obras de maravilla, majestad y gloria.
Lectura 7:4b Los ángeles se mueven de un lugar a otro en virtud de este poder; es por eso que se les permite descender del cielo a la tierra;
Lecture 7:4c y si no fuera por el poder de la fe, nunca podrían ser espíritus ministradores para los que serían herederos de salvación, ni podrían actuar como mensajeros celestiales;
Lectura 7:4d porque estarían destituidos del poder necesario para capacitarlos para hacer la voluntad de Dios.
Lectura 7:5a Solo es necesario que digamos que toda la creación visible, tal como existe ahora, es el efecto de la fe.
Lectura 7:5b Fue la fe lo que lo formó, y es por el poder de la fe que continúa en su forma organizada, y por el cual los planetas se mueven alrededor de sus órbitas y brillan con su gloria.
Lectura 7:5c Así que la fe es verdaderamente el primer principio en la ciencia de la teología,
Lectura 7:5d y cuando se entiende, lleva la mente de vuelta al principio y la lleva hacia el final; o en otras palabras, de eternidad en eternidad.
Lectura 7:6a Así como la fe es el principio por el cual las huestes celestiales realizan sus obras, y por el cual disfrutan de toda su felicidad,
Lecture 7:6b podríamos esperar encontrarlo expuesto en una revelación de Dios como el principio sobre el cual sus criaturas aquí abajo deben actuar, a fin de obtener las felicidades disfrutadas por los santos en el mundo eterno;
Lecture 7:6c y que cuando Dios se comprometiera a levantar a los hombres para el disfrute de sí mismo, les enseñaría la necesidad de vivir por la fe;
Lecture 7:6d y la imposibilidad que había de disfrutar la bienaventuranza de la eternidad sin ella, ya que todas las bendiciones de la eternidad son los efectos de la fe.
Lección 7:7a Por eso se dice, y con razón también, que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).
Lectura 7:7b Si se debe preguntar, ¿Por qué es imposible agradar a Dios sin fe? la respuesta sería porque sin fe es imposible que los hombres se salven;
Lecture 7: 7c y como Dios desea la salvación del hombre, por supuesto debe desear que tengan fe, y no podría estar complacido a menos que la tuvieran, o de lo contrario podría estar complacido con su destrucción.
Lecture 7:8a De esto aprendemos que las muchas exhortaciones que han sido dadas por hombres inspirados a aquellos que habían recibido la palabra del Señor, para tener fe en él, no eran meras cosas comunes, sino que eran para el mejor de los todas las razones;
Lecture 7:8b y eso era porque sin ella no había salvación, ni en este mundo ni en el venidero.
Lectura 7:8c Cuando los hombres comienzan a vivir por fe, comienzan a acercarse a Dios;
Lecture 7:8d y cuando la fe es perfecta, son como él;
Lecture 7:8e y porque él es salvo, ellos también son salvos; porque ellos estarán en la misma situación en que él está, porque han venido a él;
Lecture 7:8f y cuando él se manifieste, serán como él, porque le verán tal como él es.
Lectura 7:9a Así como toda la creación visible es un efecto de la fe, también lo es la salvación. (Nos referimos a la salvación en su más amplia latitud de interpretación, ya sea temporal o espiritual).
Lectura 7:9b Para tener este tema claramente establecido ante la mente, preguntémonos en qué situación debe estar una persona para ser salva. ¿O cuál es la diferencia entre un hombre salvo y uno que no es salvo?
Lectura 7:9c Respondemos de lo que hemos visto antes de los mundos celestiales: deben ser personas que puedan obrar por la fe, y que sean capaces por la fe, de ser espíritus ministradores para los que serán herederos de la salvación.
Lectura 7:9d Y deben tener fe que les permita actuar en la presencia del Señor, de lo contrario no pueden ser salvos.
Lectura 7:9e Y lo que constituye la verdadera diferencia entre una persona salva y una no salva, es la diferencia en el grado de su fe.
Lectura 7:9f La fe de uno se ha vuelto lo suficientemente perfecta como para aferrarse a la vida eterna, y la del otro no.
Lectura 7:9g Pero para ser un poco más específicos, preguntémonos, ¿dónde encontraremos un prototipo a cuya semejanza podamos ser asimilados, para que seamos hechos partícipes de la vida y la salvación? O en otras palabras, ¿dónde encontraremos un ser salvado?
Conferencia 7:9h Porque si podemos encontrar un ser salvo, podemos determinar sin mucha dificultad, lo que todos los demás deben ser para ser salvos. Deben ser como ese individuo o no pueden ser salvos.
Lecture 7:9i Creemos que no será un asunto de disputa, que dos seres que son diferentes entre sí no pueden salvarse ambos; porque lo que constituye la salvación de uno, constituirá la salvación de toda criatura que se salvará. Y si encontramos un ser salvo en toda la existencia, podemos ver lo que todos los demás deben ser, o de lo contrario no ser salvos.
Lectura 7:9j Preguntamos entonces, ¿dónde está el prototipo? ¿O dónde está el ser salvado?
Conferencia 7:9k Concluimos en cuanto a la respuesta de esta pregunta que no habrá disputa entre los que creen en la Biblia, que es Cristo. Todos estarán de acuerdo en que él es el prototipo o estándar de salvación, o en otras palabras, que él es un ser salvado.
Lectura 7:9L Y si prosiguiéramos nuestro interrogatorio, y preguntáramos cómo es que se salva, la respuesta sería porque es un ser justo y santo;
Lectura 7:9m y si fuera diferente de lo que es, no sería salvo; porque su salvación depende de que sea precisamente lo que es y nada más;
Lecture 7:9n porque si le fuera posible cambiar en lo más mínimo, de seguro fracasaría en la salvación y perdería todo su dominio, poder, autoridad y gloria, lo cual constituye la salvación;
Lectura 7:9o porque la salvación consiste en la gloria, autoridad, majestad, poder y dominio que posee Jehová, y nada más;
Lectura 7:9p y ningún ser puede poseerlo sino él mismo o alguien como él.
Lectura 7:9q Así dice Juan en su primera epístola, 3:2-3, “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.
Lectura 7:9r ¿Por qué purificarse como él es puro? Porque, si no lo hacen, no pueden ser como él.
Lectura 7:10a El Señor dijo a Moisés, Levítico 19:2: “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo, el Señor vuestro Dios”.
Lectura 7:10b Y Pedro dice, primera epístola 1:15-16, “Sino como aquel que os ha llamado es santo, así sed vosotros santos en toda forma de conducta; porque escrito está: Sed santos; porque yo soy santo.”
Lectura 7:10c Y el Salvador dice, Mateo 5:48: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Lectura 7:10d Si alguno pregunta: ¿Por qué todas estas palabras? la respuesta se encuentra en lo que se cita antes de la epístola de Juan, que cuando él (el Señor) se manifieste, los santos serán como él. Y si no son santos, como él es santo, y perfectos como él es perfecto, no pueden ser como él;
Lecture 7:10e porque ningún ser puede disfrutar de su gloria sin poseer sus perfecciones y santidad, así como tampoco pueden reinar en su reino sin su poder.
Lectura 7:11a Esto establece claramente la propiedad de las palabras del Salvador, registradas en el testimonio de Juan, 14:12: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y mayores obras que estas hará; porque voy a mi Padre.”
Lectura 7:11b Esto, tomado en conexión con algunos de los dichos de la oración del Salvador, registrados en el capítulo 17, da gran claridad a sus expresiones. Él dice, en los (versículos) 20-24: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos; para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Lectura 7:11c “Y la gloria que me diste, yo les he dado; para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en uno; y para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste como me amaste a mí.
Lectura 7:11d “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo; para que vean mi gloria que me diste, porque me amaste desde antes de la fundación del mundo.”
Lectura 7:12a Todos estos dichos juntos, dan un relato tan claro del estado de los santos glorificados como el lenguaje podría dar.
Lecture 7:12b Las obras que Jesús había hecho, debían hacerlas, y mayores que las que había hecho entre ellos debían hacerlas, y eso porque él fue al Padre.
Lecture 7:12c Él no dice que deben hacer estas obras a tiempo; pero debían hacer obras mayores porque él fue al Padre.
Lectura 7:12d Él dice en el versículo 24: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo; para que puedan contemplar mi gloria.”
Lecture 7:12e Estos dichos tomados en conexión, hacen muy claro que las mayores obras, que los que creyeran en su nombre habían de hacer, habían de hacerse en la eternidad, adonde iba él y donde deberían contemplar su gloria.
Lecture 7:12f Había dicho en otra parte de su oración, que deseaba de su Padre que los que creyeran en él fueran uno en él, como él y el Padre eran uno en el otro. “No ruego solamente por estos los apóstoles, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno.”
Lectura 7:12g Es decir, los que creen en él por medio de las palabras de los apóstoles, así como los mismos apóstoles: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (Juan 17:20-21).
Lectura 7:13a ¿Qué lenguaje puede ser más claro que este? El Salvador seguramente pretendía ser entendido por sus discípulos. Y habló de tal manera que le entendieran, porque declara a su Padre con palabras que no se engañan fácilmente, que quería que sus discípulos, todos ellos, fueran como él y el Padre.
Lectura 7:13b Porque como él y el Padre eran uno, así también ellos sean uno con ellos.
Conferencia 7:13c Y lo que se dice en el versículo 22 está calculado para establecer más firmemente esta creencia, si es que necesita algo para establecerla. Él dice: “Y la gloria que me diste, yo les he dado; para que sean uno, así como nosotros somos uno.”
Lectura 7:13d Tanto como para decir que a menos que tengan la gloria que el Padre le ha dado, no podrían ser uno con ellos.
Lecture 7:13e Porque él dice que les había dado la gloria que el Padre le había dado, para que fueran uno, o en otras palabras, para hacerlos uno.
Lectura 7:14 Esto llena la medida de la información sobre este tema, y muestra muy claramente que el Salvador deseaba que sus discípulos entendieran que iban a ser partícipes con él en todas las cosas, ni aun en su gloria excepto.
Lecture 7:15a Apenas es necesario observar aquí lo que hemos notado anteriormente, que la gloria que tienen el Padre y el Hijo, es porque son seres justos y santos.
Lecture 7:15b Y que si les faltara un atributo o perfección que tienen, la gloria que tienen nunca podría ser disfrutada por ellos;
Lecture 7:15c porque requiere que sean precisamente lo que son para poder disfrutarlo;
Lecture 7:15d y si el Salvador da esta gloria a otros, debe hacerlo de la misma manera expuesta en su oración a su Padre, haciéndolos uno con él, como él y el Padre son uno.
Lecture 7:15e Al hacerlo, les daría la gloria que el Padre le ha dado; y cuando sus discípulos sean hechos uno con el Padre y el Hijo, como el Padre y el Hijo son uno, ¿quién no puede ver la propiedad de las palabras del Salvador: “Las obras que yo hago, él las hará también; y mayores obras que estas hará; porque voy al Padre” (Juan 14:12)å.
Lectura 7:16a Estas enseñanzas del Salvador nos muestran muy claramente la naturaleza de la salvación, y lo que Él propuso a la familia humana cuando se propuso salvarlos;
Lecture 7:16b que se propuso hacerlos semejantes a él, y él era como el Padre, el gran prototipo de todos los seres salvados.
Lectura 7:16c Y para que cualquier porción de la familia humana sea asimilada a su semejanza es ser salvada, y ser diferente a ellos es ser destruida.
Lectura 7:16d Y sobre esta bisagra gira la puerta de la salvación.
Lectura 7:17a ¿Quién no puede ver, pues, que la salvación es el efecto de la fe?
Lecture 7:17b Porque como hemos observado anteriormente, todos los seres celestiales trabajan por este principio; y es porque pueden hacerlo así que se salvan; porque nada más que esto podría salvarlos.
Lecture 7:17c Y esta es la lección que el Dios del cielo, por boca de todos sus santos profetas, ha estado tratando de enseñar al mundo.
Lectura 7:17d Por lo tanto, se nos dice que sin fe es imposible agradar a Dios y que la salvación “es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme para toda la simiente” (Romanos 4:16).
Lectura 7:17e Y que Israel, que seguía la ley de justicia, no ha llegado a la ley de justicia. "¿Por qué? Porque no la buscaron por la fe, sino como por las obras de la ley. Porque tropezaron en la piedra de tropiezo.” (Romanos 9:32).
Lectura 7:17f Y Jesús dijo al hombre que le había traído a su hijo, para que el diablo que lo atormentaba, lo echara fuera: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23).
Lectura 7:17g Estas, junto con una multitud de otras escrituras que podrían citarse, exponen claramente la luz bajo la cual el Salvador, así como los Santos de los Primeros Días, vieron el plan de salvación:
Lecture 7:17h que era un sistema de fe: comienza con fe y continúa por fe; y toda bendición que se obtiene en relación con él, es el efecto de la fe, ya sea que se trate de esta vida o de la venidera.
Lectura 7:17i De esto dan testimonio todas las revelaciones de Dios.
Lectura 7:17j Si hubo hijos de la promesa, éstos fueron los efectos de la fe; ni siquiera el Salvador del mundo exceptuado.
Lectura 7:17k “Bienaventurada la que ha creído”, dijo Isabel a María cuando fue a visitarla, “porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor” (Lucas 1:45).
Lectura 7:17L El nacimiento de Juan el Bautista no fue menos una cuestión de fe; porque para que su padre Zacarías creyera, se quedó mudo.
Conferencia 7:17m Y a lo largo de toda la historia del plan de vida y salvación, se trata de una cuestión de fe: cada uno recibió según su fe.
Lectura 7:17n Según fue su fe, así fueron sus bendiciones y privilegios; y nada le fue negado cuando su fe fue suficiente para recibirlo.
Lecture 7:17o Podía tapar las bocas de los leones, apagar la violencia del fuego, escapar del filo de la espada, volverse valiente en la pelea, y poner en fuga a los ejércitos de los extranjeros; las mujeres podían, por su fe, recibir de nuevo a sus hijos muertos.
Lectura 7:17p En una palabra, no había nada imposible para los que tenían fe.
Lectura 7:17q Todas las cosas estaban sujetas a los Santos de los Primeros Días, según la fe de ellos.
Lectura 7:17r Por su fe pudieron obtener visiones celestiales, el ministerio de ángeles, tener conocimiento de los espíritus de los justos hechos perfectos, de la asamblea general y de la iglesia de los Primogénitos, cuyos nombres están escritos en los cielos, de Dios el Juez de todo, de Jesús, el Mediador del nuevo pacto, y familiarizarse con el tercer cielo, ver y oír cosas que no solo eran indecibles, sino que eran ilícitas de pronunciar.
Lectura 7:17s Pedro, en vista del poder de la fe, segunda epístola, 1:1-3 dice, a los Santos de los Primeros Días: “Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios, y de Jesús nuestro Señor, según que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y virtud.”
Lectura 7:17t En la primera epístola 1:3-5 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, a una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”.
Lectura 7:18a Estos dichos juntos, muestran los puntos de vista del apóstol más claramente, para no admitir ningún error en la mente de ningún individuo.
Lectura 7:18b Dice que todas las cosas que pertenecen a la vida ya la piedad les fueron dadas mediante el conocimiento de Dios y de nuestro Salvador Jesucristo.
Lectura 7:18c Y si se hace la pregunta, ¿Cómo iban a obtener el conocimiento de Dios?
Lecture 7:18d (porque hay una gran diferencia entre creer en Dios y conocerlo; el conocimiento implica más que la fe. Y noten, que todas las cosas que pertenecen a la vida ya la piedad fueron dadas mediante el conocimiento de Dios);
Lecture 7:18e se da la respuesta, A través de la fe debían obtener este conocimiento; y teniendo poder por la fe para obtener el conocimiento de Dios, podrían obtener con ella todas las demás cosas que pertenecen a la vida ya la piedad.
Lecture 7:19a Por estos dichos del apóstol, aprendemos que fue obteniendo un conocimiento de Dios que los hombres adquirieron el conocimiento de todas las cosas que pertenecen a la vida ya la piedad, y este conocimiento fue el efecto de la fe.
Lectura 7:19b De modo que todo lo que pertenece a la vida ya la piedad es efecto de la fe.
Lectura 7:20a De esto podemos extendernos tan lejos como las circunstancias lo requieran, ya sea en la tierra o en el cielo; y encontraremos el testimonio de todos los hombres inspirados, o mensajeros celestiales, que todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad son los efectos de la fe y nada más.
Lectura 7:20b Todo conocimiento, sabiduría y prudencia fracasan; y todo lo demás, como medio de salvación, menos la fe.
Lectura 7:20c Esta es la razón por la que los pescadores de Galilea podían enseñar al mundo, porque buscaron por la fe y por la fe obtuvieron.
Lectura 7:20d Y esta es la razón por la que Pablo consideraba todas las cosas como inmundicia y escoria: lo que antes llamaba su ganancia, él lo llamó su pérdida; sí, y consideró “todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (Filipenses 3:7-10).
Lecture 7:20e Porque para obtener la fe por la cual podía disfrutar del conocimiento de Cristo Jesús el Señor, tuvo que sufrir la pérdida de todas las cosas.
Lectura 7:20f Esta es la razón por la que los Santos de los Primeros Días sabían más y entendían más del cielo y de las cosas celestiales que todos los demás, porque esta información es el efecto de la fe, que no se puede obtener por ningún otro medio.
Lectura 7:20g Y esta es la razón por la cual los hombres, tan pronto como pierden la fe, se encuentran con contiendas, contiendas, tinieblas y dificultades;
Lectura 7:20h porque el conocimiento que tiende a la vida desaparece con la fe (cuando la fe desaparece)å, pero regresa cuando la fe regresa;
Lectura 7:20i porque cuando llega la fe, trae consigo su séquito de asistentes: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, dones, sabiduría, conocimiento, milagros, sanidades, lenguas, interpretación de lenguas, etc.
Lectura 7:20j Todo esto aparece cuando la fe aparece en la tierra, y desaparece cuando desaparece de la tierra. Porque estos son los efectos de la fe y siempre la han tenido y siempre la acompañarán.
Lectura 7:20k Porque donde hay fe, allí estará también el conocimiento de Dios, con todo lo que a ella se refiere: revelaciones, visiones y sueños, así como todo lo necesario para que los poseedores de la fe sean perfectos y obtener la salvación;
Lectura 7:20L porque Dios no debe cambiar, de lo contrario la fe no prevalecerá en él**.
** Nota: La palabra no se omitió dos veces en esta oración en la edición original, posiblemente debido a un error tipográfico. Los Discursos sobre la fe y las Escrituras afirman repetidamente que Dios es inmutable, por lo que el versículo "l" anterior no puede significar que Dios cambia. Quizás una mejor interpretación sería: Si Dios fuera cambiante, la fe no podría prevalecer con él, porque el hombre no sabría lo que se supone que debe creer en un momento dado.
Lectura 7:20m Y el que la posea obtendrá por ella todo el conocimiento y la sabiduría necesarios, hasta que conozca a Dios y al Señor Jesucristo a quien él ha enviado.
Conferencia 7:20n a quien conocer es vida eterna. Amén
Biblioteca de las Escrituras: Conferencias de fe
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