SECCIÓN 38
Revelación dada a José Smith, hijo, en Fayette, Nueva York, en los primeros días de 1831. Da instrucciones básicas acerca de la obra del sacerdocio, el principio de la mayordomía y el cuidado de los pobres. Fue en preparación para el recogimiento de Ohio para el cual los santos ya se estaban preparando.
1a Así dice el Señor vuestro Dios, Jesucristo, el gran YO SOY, Alfa y Omega, principio y fin, el mismo que miró la vasta expansión de la eternidad, y todas las huestes seráficas del cielo, antes de que el mundo fuera hecha;
1b el mismo que sabe todas las cosas, porque todas las cosas están presentes ante mis ojos: Yo soy el mismo que hablé y el mundo fue hecho, y todas las cosas vinieron por mí: Yo soy el mismo que tomó la Sion de Enoc en la mía seno;
1c y de cierto digo, aun cuantos han creído en mi nombre, porque yo soy Cristo, y en mi propio nombre, en virtud de la sangre que he derramado, he rogado ante el Padre por ellos:
1d pero, he aquí, he mantenido al resto de los impíos en prisiones de oscuridad hasta el juicio del gran día, que vendrá al fin de la tierra;
1e y así haré guardar a los impíos, que no oyen mi voz, sino que endurecen su corazón, y ¡ay, ay, ay es su destino!
2a Mas he aquí, de cierto, de cierto os digo, que mis ojos están sobre vosotros:
2b Estoy en medio de vosotros y no me podéis ver, pero pronto llegará el día en que me veréis y sabréis que soy; porque el velo de las tinieblas pronto se rasgará, y el que no se purifique no soportará el día: por tanto, ceñid vuestros lomos y estad preparados.
2c He aquí, el reino es tuyo y el enemigo no vencerá.
3a De cierto os digo, vosotros estáis limpios pero no todos; y no hay otro en quien me complazca, porque toda carne es corruptible delante de mí,
3b y los poderes de las tinieblas prevalecen sobre la tierra, entre los hijos de los hombres, en presencia de todas las huestes del cielo, que hace reinar el silencio, y toda la eternidad es dolorosa,
3c y los ángeles esperan la gran orden de segar la tierra, de recoger la cizaña para quemarla; y, he aquí, el enemigo está combinado.
4a Y ahora os muestro un misterio, una cosa que se tiene en cámaras secretas, para llevar a cabo aun vuestra destrucción, en el transcurso del tiempo, y vosotros no lo sabíais, pero ahora os lo digo,
4b y benditos sois, no por vuestra iniquidad, ni por vuestro corazón de incredulidad, porque en verdad algunos de vosotros sois culpables delante de mí; pero seré misericordioso con tu debilidad.
4c Por tanto, sed fuertes desde ahora en adelante; no temáis porque vuestro reino es vuestro; y para vuestra salvación os doy un mandamiento, porque he oído vuestras oraciones, y los pobres se han quejado delante de mí, y los he enriquecido yo, y toda carne es mía, y yo soy sin acepción de personas.
4d Y he enriquecido la tierra, y he aquí, es el estrado de mis pies; por tanto, de nuevo me pararé sobre ella; y os extiendo y me dignaré daros mayores riquezas, sí, una tierra de promisión;
4e una tierra que fluye leche y miel, sobre la cual no habrá maldición cuando venga el Señor; y os la daré por tierra de vuestra herencia, si la buscáis de todo vuestro corazón:
4f y este será mi pacto con vosotros: La tendréis por tierra de vuestra heredad, y por heredad de vuestros hijos para siempre, mientras la tierra subsista; y la poseeréis de nuevo en la eternidad, para no perecer más.
5a Pero de cierto os digo que, con el tiempo, no tendréis rey ni gobernante, porque yo seré vuestro rey y velaré por vosotros.
5b Por tanto, oíd mi voz y seguidme, y seréis un pueblo libre, y no tendréis leyes sino mis leyes, cuando yo venga, porque yo soy vuestro legislador, ¿y qué podrá detener mi mano?
5c Pero de cierto os digo, enseñaos unos a otros según el oficio con que os he designado, y cada uno estime a su hermano como a sí mismo, y practique la virtud y la santidad delante de mí.
5d Y otra vez os digo: Estime cada uno a su hermano como a sí mismo; porque ¿qué hombre de vosotros que tiene doce hijos, y no los respeta, y le sirven con obediencia, y le dice al uno: Vístete de túnica y siéntate aquí; y al otro: Vístete de harapos y siéntate allí, y mira a sus hijos y dice: Yo soy justo.
6a He aquí, esto os he dado una parábola, y es como yo soy: os digo, sed uno; y si no sois uno, no sois míos.
6b Y otra vez os digo, que el enemigo en las cámaras secretas busca vuestras vidas.
6c Oís hablar de guerras en países lejanos, y decís que pronto habrá grandes guerras en países lejanos, pero no conocéis los corazones de los hombres en vuestra propia tierra.
6d Os digo estas cosas a causa de vuestras oraciones; por tanto, atesoren sabiduría en su seno, no sea que la maldad de los hombres les revele estas cosas, por su maldad, de una manera que hablará a sus oídos, con una voz más fuerte que la que hará temblar la tierra: pero si son preparados, no temeréis.
7a y para que vosotros podáis escapar del poder del enemigo, y seáis reunidos conmigo un pueblo justo, sin mancha y sin culpa:
7b por tanto, por esta causa os di el mandamiento de que fuerais al Ohio; y allí os daré mi ley;
7c y allí seréis investidos con poder desde lo alto, y desde allí, quien yo quiera, saldrá entre todas las naciones, y se les dirá lo que han de hacer;
7d porque tengo una gran obra guardada, porque Israel será salvo, y los conduciré a donde quiera, y ningún poder detendrá mi mano.
8a Y ahora doy a la iglesia en estas partes, un mandamiento, que ciertos hombres entre ellos serán designados, y serán designados por la voz de la iglesia;
8b y mirarán al pobre y al necesitado, y administrarán para su socorro, para que no sufran; y envíalos al lugar que yo les he mandado;
8c y este será su trabajo, para gobernar los asuntos de la propiedad de esta iglesia.
8d Y los que tienen haciendas que no se pueden vender, que se dejen o se alquilen como mejor les parezca.
8e Mirad que todas las cosas sean preservadas, y cuando los hombres sean investidos con poder de lo alto y enviados, todas estas cosas serán reunidas en el seno de la iglesia.
9a Y si buscáis las riquezas que es la voluntad del Padre daros, seréis los más ricos de todos los pueblos; porque tendréis las riquezas de la eternidad;
9b y debe ser necesario que las riquezas de la tierra sean mías para darlas: pero cuídense del orgullo, no sea que lleguen a ser como los nefitas de antaño.
9c Y otra vez os digo, os doy un mandamiento, que todo varón, tanto élder como sacerdote, maestro y también miembro, vaya con sus fuerzas, con el trabajo de sus manos, para preparar y llevar a cabo las cosas que he mandado.
9d Y que vuestra predicación sea la voz de amonestación, cada uno a su prójimo, con mansedumbre y mansedumbre.
9e Y salid de entre los impíos. Sálvate. Sed limpios los que lleváis los vasos del Señor. Aún así. Amén.
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