chad mantequilla

Mi nombre es Chad Buttery y soy de Blackgum, Oklahoma, una pequeña comunidad compuesta principalmente por familiares y amigos. Fue allí donde mis padres nos criaron a mis tres hermanos ya mí, aunque nos criaron en la iglesia RLDS, no tuve mi experiencia de conversión hasta los dieciséis años. Fue entonces cuando recibí un testimonio muy fuerte y duradero del Libro de Mormón y de la iglesia del Señor. Desde entonces, he tenido un profundo deseo de servir al Señor en cualquier capacidad que él considere adecuada, aunque muchas veces me siento inadecuado.

A fines de 1999, me enteré del movimiento de la Iglesia Remanente. Empecé a investigar inmediatamente con oración y estudio. Rápidamente se me dio el entendimiento y el testimonio de que esta es la iglesia de Dios restaurada en este último día y que ha sucedido de acuerdo a Su voluntad y plan divino, tal como Él dijo que sería. Comprendí que seguía el mismo patrón de la iglesia RLDS. Tenía fe en que Dios una vez más proporcionaría un profeta, vidente y revelador de la simiente de José, para dar dirección y guiar a Su pueblo en la edificación y el establecimiento de la causa del reino de Dios en la tierra, incluso Sion. Ahora vemos que Su palabra se cumple cuando Su profeta ha venido y las señales están ahora sobre nosotros que claman la cercanía del regreso de Jesús.

En diciembre de 2000, fui llamado a servir en el cargo de diácono en esa pequeña congregación de Blackgum. Al año siguiente, a medida que aumentaba mi fe y crecía mi ministerio, el Señor me pidió que sirviera como Sacerdote Aarónico. Nunca he conocido mayor alegría que la de estar a su servicio y al servicio de su pueblo, dondequiera que esté.

En febrero de 2003, fui bendecida una vez más cuando me presentaron a Cristin, la mujer con la que ahora comparto mi vida ya quien llamo mi compañera. Sin dudarlo, la seguí hasta Independence, Missouri, y continué mi ministerio en la Primera Congregación. Tenemos tres hermosos hijos, Savannah, Chase y Stella. Desde entonces he servido en el ministerio como anciano y ahora sirvo como uno de los misioneros de Dios como Setenta, llamado a ir por todo el mundo. Viajo donde pueda haber necesidad o donde me indiquen y pueda.

Cuando era un joven adolescente, todo lo que pensaba que quería hacer en esta vida era viajar, conocer gente nueva, ganar dinero y ver el mundo. En mis días de servicio, especialmente ahora más que nunca, he aprendido que Dios tiene una manera de darnos exactamente lo que queremos, excepto que por lo general viene en un paquete de mucho más valor de lo que podríamos haber imaginado, porque beneficia a Su propósito y Su voluntad, no sólo la nuestra. Yo le agradezco por esto.

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