SECCIÓN 85

SECCIÓN 85
Revelación dada por medio de José Smith, hijo, en Kirtland, Ohio, el 27 de diciembre de 1832. Ha habido cierta fricción entre los líderes de Independence y los de Kirtland. José envió una copia de esta revelación con una carta a William W. Phelps, que estaba en Misuri, y se refirió a ella como la “hoja de olivo . . . el mensaje de paz del Señor para nosotros”. Desde entonces se la conoce como "La hoja de olivo".

1a De cierto, así os dice el Señor a vosotros que os habéis reunido para recibir su voluntad con respecto a vosotros.
1b He aquí, esto agrada a vuestro Señor, y los ángeles se regocijan por vosotros; las limosnas de vuestras oraciones han subido a los oídos del Señor de Sabaoth, y están registradas en el libro de los nombres de los santificados, aun los del mundo celestial.
1c Por lo tanto, ahora les envío otro Consolador, incluso sobre ustedes, mis amigos, para que more en sus corazones, sí, el Santo Espíritu de la promesa, cuyo otro Consolador es el mismo que prometí a mis discípulos, como está registrado en el testimonio de Juan.

2a Este Consolador es la promesa que os doy de vida eterna, sí, la gloria del reino celestial; cuya gloria es la de la iglesia del Primogénito, sí, de Dios, el santísimo de todos, por medio de Jesucristo, su Hijo;
2b el que subió a lo alto, así como descendió debajo de todas las cosas, comprendiendo todas las cosas, para ser en todo ya través de todas las cosas, la luz de la verdad, la cual la verdad resplandece. Esta es la luz de Cristo.
2c Como también él está en el sol, y la luz del sol, y el poder por el cual fue hecho.
2d Como también él está en la luna, y es la luz de la luna, y el poder por el cual fue hecho.
2e Como también la luz de las estrellas, y el poder por el cual fueron hechas.
2f Y también la tierra y su poder, la tierra sobre la cual estáis.

3a Y la luz que ahora alumbra, que os alumbra, es por medio de aquel que ilumina vuestros ojos, el cual es la misma luz que aviva vuestro entendimiento; cuya luz procede de la presencia de Dios, para llenar la inmensidad del espacio.
3b La luz que está en todas las cosas; que da vida a todas las cosas; que es la ley por la cual se rigen todas las cosas; incluso el poder de Dios que está sentado en su trono, que está en el seno de la eternidad, que está en medio de todas las cosas.

4a Ahora bien, de cierto os digo, que por la redención que se hace por vosotros, se lleva a cabo la resurrección de entre los muertos. Y el espíritu y el cuerpo es el alma del hombre.
4b Y la resurrección de entre los muertos es la redención del alma; y la redención del alma es por medio de aquel que da vida a todas las cosas, en cuyo seno está decretado que los pobres y los mansos de la tierra la hereden.
4c Por lo tanto, es necesario que sea santificado de toda injusticia, a fin de que esté preparado para la gloria celestial; porque después que haya llenado la medida de su creación, será coronada de gloria, sí, con la presencia de Dios Padre;
4d para que los cuerpos que son del reino celestial lo posean por los siglos de los siglos; porque, para este propósito fue hecho y creado; y por este propósito son santificados.

5a Y los que no son santificados por la ley que os he dado, sí, la ley de Cristo, tienen que heredar otro reino, sí, el de un reino terrestre, o el de un reino telestial.
5b Porque el que no puede cumplir la ley de un reino celestial, no puede soportar una gloria celestial; y el que no puede aguantar la ley de un reino terrestre, no puede aguantar una gloria terrestre; el que no puede cumplir la ley de un reino telestial, no puede soportar una gloria telestial: por lo tanto, no es digno de un reino de gloria.
5c Por lo tanto, debe habitar un reino que no es un reino de gloria.

6a Y además, de cierto os digo, la tierra cumple la ley de un reino celestial, porque llena la medida de su creación, y no transgrede la ley.
6b Por tanto, será santificado; sí, a pesar de que morirá, será vivificado nuevamente, y permanecerá el poder por el cual fue vivificado, y los justos lo heredarán:
6c porque, a pesar de que mueran, también ellos resucitarán en un cuerpo espiritual: los que son de un espíritu celestial recibirán el mismo cuerpo, que era un cuerpo natural: y vosotros recibiréis vuestros cuerpos, y vuestra gloria será esa gloria por que vuestros cuerpos son vivificados.
6d Vosotros que sois vivificados por una porción de la gloria celestial, entonces recibiréis de ella, sí, una plenitud;
6e y los que sean vivificados por una porción de la gloria terrestre, entonces recibirán de ella, sí, una plenitud:
6f y también aquellos que son vivificados por una porción de la gloria telestial, entonces recibirán de ella, sí, una plenitud:
6g y los que queden también serán vivificados; no obstante, volverán de nuevo a su propio lugar, para disfrutar lo que están dispuestos a recibir, porque no quisieron disfrutar lo que podrían haber recibido.

7 Porque ¿de qué le sirve al hombre si se le da un regalo, y no lo recibe? He aquí, no se regocija en lo que se le da, ni se regocija en aquel que es el dador de la dádiva.

8a Y además, de cierto os digo, que lo que se rige por la ley, es también preservado por la ley, y perfeccionado y santificado por ella.
8b El que quebranta una ley y no se atiene a la ley, sino que busca convertirse en ley para sí mismo, y quiere permanecer en el pecado, y a la vez permanece en el pecado, no puede ser santificado por la ley, ni por la misericordia, la justicia o el juicio. ; por lo tanto, deben permanecer todavía sucios.

9a Todos los reinos tienen una ley dada, y hay muchos reinos; porque no hay espacio en el cual no haya reino; y no hay reino en el que no haya espacio, ya sea un reino mayor o menor.
9b Y a cada reino se le da una ley; y para toda ley hay también ciertos límites y condiciones.

10a Todos los seres que no permanecen en esas condiciones, no están justificados; porque la inteligencia se une a la inteligencia; la sabiduría recibe sabiduría; la verdad abraza la verdad; la virtud ama la virtud; la luz se une a la luz;
10b la misericordia se compadece de la misericordia, y reclama lo suyo; la justicia sigue su curso, y reclama lo suyo; el juicio va delante de la faz de aquel que está sentado en el trono, y gobierna y ejecuta todas las cosas:
10c él comprende todas las cosas, y todas las cosas están delante de él, y todas las cosas están alrededor de él; y él está sobre todas las cosas, y en todas las cosas, y está a través de todas las cosas, y está alrededor de todas las cosas: y todas las cosas son por él y de él; incluso Dios, por los siglos de los siglos.

11a Y además, de cierto os digo, Él ha dado una ley a todas las cosas por las cuales se mueven en sus tiempos y sus sazones; y sus cursos son fijos; aun los cursos de los cielos, y la tierra; que comprenden la tierra y todos los planetas;
11b y se alumbran unos a otros en sus tiempos y en sus estaciones, en sus minutos, en sus horas, en sus días, en sus semanas, en sus meses, en sus años: todo esto es un año con Dios, pero no con el hombre.

12a La tierra rueda sobre sus alas; y el sol da su luz de día, y la luna da su luz de noche; y las estrellas también dan su luz, mientras ruedan sobre sus alas, en su gloria, en medio del poder de Dios.
12b ¿A qué compararé estos reinos, para que entendáis?
12c He aquí, todos estos son reinos, y cualquiera que haya visto uno o el menor de estos, ha visto a Dios moviéndose en su majestad y poder.
12d Os digo que lo ha visto; sin embargo, el que vino a los suyos no fue comprendido.
12e La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprenden; no obstante, llegará el día en que comprenderéis aun a Dios; siendo vivificados en él y por él.
12f Entonces sabréis que me habéis visto, que yo soy, y que yo soy la luz verdadera que está en vosotros, y que vosotros estáis en mí, de otra manera no podríais abundar.

13a He aquí, compararé estos reinos a un hombre que tiene un campo, y envió a sus siervos al campo, para cavar en el campo;
13b y dijo al primero: Ve y trabaja en el campo, y en la primera hora vendré a ti, y verás el gozo de mi semblante:
13c y dijo al segundo: Id también vosotros al campo, ya la hora segunda os visitaré con el gozo de mi semblante;
13d y también al tercero, diciendo: Yo te visitaré; y hasta el cuarto, y así sucesivamente hasta el duodécimo.

14a Y el señor del campo fue al primero a la primera hora, y se quedó con él toda aquella hora, y se alegró con la luz del semblante de su señor;
14b y luego se apartó del primero para visitar también al segundo, al tercero, al cuarto, y así hasta el duodécimo;
14c y así todos recibieron la luz del rostro de su señor; cada uno en su hora, y en su tiempo, y en su sazón; comenzando por el primero, y así hasta el último, y desde el último hasta el primero, y desde el primero hasta el último;
14d cada uno en su debido orden, hasta que se cumplió su hora, tal como su señor le había mandado, para que su señor fuera glorificado en él, y él en él, para que todos fueran glorificados.

15 Por tanto, a esta parábola compararé todos estos reinos, y sus habitantes; cada reino en su hora, y en su tiempo, y en su sazón; incluso de acuerdo con el decreto que Dios ha hecho.

16a Y además, de cierto os digo, amigos míos, os dejo estas palabras, para que meditéis en vuestros corazones con este mandamiento que os doy, que me invocaréis mientras esté cerca;
16b acercaos a mí, y yo me acercaré a vosotros;
16c búsquenme diligentemente y me encontrarán;
16d pedid y recibiréis;
16e llamad y se os abrirá;
16 Si todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre os será concedido, según os convenga; y si pedís algo que no os conviene, os resultará condenación.

17 He aquí, lo que oís es como la voz de uno que clama en el desierto; en el desierto, porque no lo podéis ver; mi voz, porque mi voz es Espíritu; mi Espíritu es la verdad: la verdad permanece y no tiene fin; y si está en ti, abundará.

18a Y si vuestro ojo está puesto únicamente en mi gloria, vuestro cuerpo entero será lleno de luz, y no habrá tinieblas en vosotros, y ese cuerpo que está lleno de luz comprende todas las cosas.
18b Por tanto, santificaos para que vuestras mentes se centren únicamente en Dios, y vendrán los días en que lo veréis; porque él os descubrirá su rostro, y será a su tiempo, a su manera, y según a su propia voluntad.

19a Acordaos de la gran y última promesa que os he hecho: echad lejos de vosotros vuestros pensamientos vanos y vuestro exceso de risa;
19b Quedaos, quedaos en este lugar, y convocad una asamblea solemne, sí, de los que son los primeros obreros en este último reino; y que aquellos a quienes han advertido en su viaje, invoquen al Señor, y mediten en sus corazones la amonestación que han recibido, por un corto tiempo.
19c He aquí, yo cuidaré de vuestros rebaños y levantaré ancianos y los enviaré.

20a He aquí, apresuraré mi obra en su tiempo; y os doy a vosotros que sois los primeros obreros en este último reino, un mandamiento, que os reunáis, y os organicéis, y os preparéis; y santificaos;
20b sí, purificad vuestros corazones, y limpiad vuestras manos y vuestros pies delante de mí, para que yo os purifique;
20c para que pueda testificar a vuestro Padre, y vuestro Dios, y mi Dios, que estáis limpios de la sangre de esta generación inicua, para que pueda cumplir esta promesa, esta grande y última promesa que os he hecho, cuando voluntad.

21a También os doy el mandamiento de que continuéis en oración y ayuno desde ahora en adelante.
21b Y os doy el mandamiento de que os enseñéis unos a otros la doctrina del reino; enseñad diligentemente, y mi gracia os acompañará, para que seáis más perfectamente instruidos en la teoría, en los principios, en la doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os conviene comprender;
21c de las cosas que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra; cosas que han sido; cosas que son; cosas que deben suceder pronto;
21d cosas que están en casa; cosas que están en el extranjero; las guerras y las perplejidades de las naciones; y los juicios que hay sobre la tierra;
21 y también conocimiento de países y de reinos, para que estéis preparados en todas las cosas cuando os envíe de nuevo, para magnificar la vocación a que os he llamado, y la misión que os he encomendado.

22a He aquí, yo os envié a dar testimonio y advertir al pueblo, y conviene que todo hombre que ha sido advertido, advierta a su prójimo; por tanto, quedan sin excusa, y sus pecados recaen sobre sus propias cabezas.
22b El que temprano me busca, me hallará, y no será desamparado.
23a Quedaos, pues, y trabajad diligentemente para que seáis perfeccionados en vuestro ministerio, para ir entre los gentiles por última vez, cuantos la boca del Señor nombre, para afianzar la ley y sellar el testimonio, y preparar a los santos para la hora del juicio que ha de venir;
23b para que sus almas escapen de la ira de Dios, de la desolación y de la abominación que aguarda a los impíos, tanto en este mundo como en el venidero.
23c De cierto os digo, que los que no son los primeros ancianos, permanezcan en la viña, hasta que la boca del Señor los llame, porque aún no ha llegado su hora; sus vestidos no están limpios de la sangre de esta generación.

24a Estad en la libertad con que sois libres; No os enredéis en el pecado, sino dejad que vuestras manos estén limpias, hasta que venga el Señor,
24b dentro de no muchos días y la tierra temblará, y se tambaleará como un borracho, y el sol ocultará su rostro, y no dará luz, y la luna se bañará en sangre, y las estrellas se desvanecerán. se enojarán sobremanera, y se echarán por tierra como el higo que cae de la higuera.

25a Y después de vuestro testimonio, viene ira e indignación sobre el pueblo; porque después de vuestro testimonio vendrá el testimonio de terremotos, que harán gemidos en medio de ella, y los hombres caerán por tierra, y no podrán mantenerse en pie.
25b Y también viene el testimonio de la voz de los truenos, y la voz de los relámpagos, y la voz de las tempestades, y la voz de las olas del mar, elevándose más allá de sus límites.
25c Y todas las cosas estarán en conmoción; y ciertamente los corazones de los hombres desfallecerán; porque el temor vendrá sobre todos los pueblos; y ángeles volarán por en medio del cielo, clamando a gran voz, tocando la trompeta de Dios, diciendo:
25d Preparaos, preparaos, oh habitantes de la tierra, porque el juicio de nuestro Dios ha llegado: he aquí, el Esposo viene, salid a recibirlo.

26a E inmediatamente aparecerá una gran señal en el cielo, y todo el pueblo juntamente la verá.
26b Y otro ángel tocará su trompeta, diciendo: Esa gran iglesia, la madre de las abominaciones, la que hizo beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación, la que persigue a los santos de Dios, la que derrama su sangre;
26c la que está sentada sobre muchas aguas, y sobre las islas del mar; he aquí, ella es la cizaña de la tierra, está atada en manojos, sus ataduras son fuertes, nadie puede desatarlas; por lo tanto, ella está lista para ser quemada.
26d Y hará sonar su trompeta larga y fuerte, y todas las naciones la oirán.

27a Y habrá silencio en el cielo por el espacio de media hora, e inmediatamente después se desdoblará la cortina del cielo, como se desdobla un rollo después de que se enrolla, y se descubrirá el rostro del Señor;

27b y los santos que están sobre la tierra, los que estén vivos, serán vivificados y serán arrebatados para recibirle.
27c Y saldrán los que durmieron en sus sepulcros; porque sus sepulcros serán abiertos, y ellos también serán arrebatados para recibirle en medio de la columna del cielo: son de Cristo, las primicias:
27d los que descenderán con él primero, y los que están en la tierra y en sus sepulcros, los que son arrebatados primero para recibirlo; y todo esto por la voz del toque de trompeta del ángel de Dios.

28a Y después de esto, otro ángel tocará, que es la segunda trompeta; y luego viene la redención de aquellos que son de Cristo en su venida;
28b que han recibido su parte en la prisión que les está preparada, a fin de que reciban el evangelio y sean juzgados según los hombres en la carne.

29a Y otra vez sonará otra trompeta, que es la tercera trompeta; y entonces vendrán los espíritus de los hombres que han de ser juzgados, y serán hallados bajo condenación:
29b y estos son los demás de los muertos, y no volverán a vivir hasta que se cumplan los mil años, ni volverán a vivir hasta el fin de la tierra.

30 Y se tocará otra trompeta, que es la cuarta trompeta, diciendo: Estos se hallarán entre los que han de quedar hasta aquel gran y postrer día, aun el fin, que seguirán siendo inmundos.

31a Y otra trompeta sonará, que es la quinta trompeta, que es el quinto ángel que proclama el evangelio eterno, volando por en medio del cielo, a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos;
31b y este será el sonido de su trompeta, diciendo a todos los pueblos, tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; porque todo oído lo oirá, y toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará, al oír el sonido de la trompeta, diciendo:
31c Temed a Dios, y dad gloria al que está sentado en el trono, por los siglos de los siglos, porque la hora de su juicio ha llegado.

32 Y otra vez, otro ángel tocará su trompeta, que es el sexto ángel, diciendo: Ha caído la que hizo beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación: ¡ha caído! está caído!

33a Y otra vez, otro ángel tocará su trompeta, que es el séptimo ángel, diciendo: ¡Consumado es! ¡esta terminado! el Cordero de Dios ha vencido, y ha pisado solo el lagar; el lagar del vino del furor de la ira del Dios Todopoderoso;
33b y entonces los ángeles serán coronados con la gloria de su poder, y los santos serán llenos de su gloria, y recibirán su herencia y serán hechos iguales a él.

34 Y entonces el primer ángel tocará de nuevo su trompeta en los oídos de todos los vivientes, y revelará los actos secretos de los hombres, y las obras poderosas de Dios en el primer año mil.

35a Y entonces el segundo ángel tocará su trompeta, y revelará los actos secretos de los hombres, y los pensamientos y las intenciones de sus corazones, y las obras poderosas de Dios en el segundo año mil:
35b y así sucesivamente, hasta que el séptimo ángel toque su trompeta; y se levantará sobre la tierra y sobre el mar, y jurará en el nombre del que está sentado en el trono, que el tiempo no será más, y será atado Satanás, la serpiente antigua, que se llama Diablo, y no será desatado por el espacio de mil años.
35c Y entonces será desatado por un breve tiempo, para que pueda reunir sus ejércitos; y Miguel, el séptimo ángel, sí, el arcángel, reunirá sus ejércitos, sí, las huestes del cielo.
35d Y el Diablo reunirá sus ejércitos, incluso las huestes del infierno, y subirá a la batalla contra Miguel y sus ejércitos: ¡y entonces vendrá la batalla del gran Dios!
35e Y el Diablo y sus ejércitos serán arrojados a su propio lugar, de modo que ya no tendrán poder sobre los santos; porque Miguel peleará sus batallas, y vencerá al que busca el trono del que está sentado sobre el trono, sí, el Cordero.
35f Esta es la gloria de Dios y de los santificados; y no verán más la muerte.

36a Por tanto, de cierto os digo, amigos míos, convocad vuestra asamblea solemne, como os he mandado; y como todos no tienen fe, buscad diligentemente y enseñaos unos a otros palabras de sabiduría; sí, buscad en los mejores libros palabras de sabiduría; busquen conocimiento aun por el estudio, y también por la fe.
36b Organícense; preparad todo lo necesario, y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios;
36c para que vuestras entradas sean en el nombre del Señor; para que vuestras salidas sean en el nombre del Señor; para que todas vuestras salutaciones sean en el nombre del Señor, con las manos levantadas al Altísimo.

37a Por tanto, cesad de todas vuestras habladurías livianas, de toda risa, de todos vuestros deseos lujuriosos, de toda vuestra soberbia y ligereza, y de todas vuestras malas obras.
37b Designad entre vosotros un maestro, y no dejéis que todos sean portavoces a la vez, sino que hable uno a la vez, y que todos escuchen sus dichos, para que cuando todos hayan hablado, que todos sean edificados de todos, y que cada uno puede tener un privilegio igual.

38a Mirad que os améis unos a otros; deja de ser codicioso; aprendan a impartirse unos a otros como lo requiere el evangelio; deja de estar ocioso; dejad de ser inmundos; cesad de encontrar faltas unos con otros;
38b dejar de dormir más de lo necesario; acuéstate temprano en tu cama, para que no te canses; levántense temprano, para que sus cuerpos y sus mentes sean vigorizados;
38c y sobre todas las cosas, vestíos de los lazos de la caridad, como de un manto, que es lazo de perfección y de paz; orad siempre, para que no desmayéis hasta que yo venga; he aquí, vendré pronto, y os tomaré conmigo. Amén.

39a Y además, el orden de la casa preparado para la presidencia de la escuela de los profetas, establecido para su instrucción en todas las cosas que les convienen, sí, para todos los oficiales de la iglesia,
39b o, en otras palabras, los que son llamados al ministerio en la iglesia, comenzando por los sumos sacerdotes, hasta los diáconos; y este será el orden de la casa de la presidencia de la escuela:
39c El que fuere designado para ser presidente o maestro, se hallará de pie en su lugar, en la casa que le será preparada; por tanto, él será el primero en la casa de Dios, en un lugar para que la congregación en la casa oiga sus palabras con cuidado y claridad, no en alta voz.
39d Y cuando entre en la casa de Dios (porque debe ser el primero en la casa; he aquí, esto es hermoso, para que sea un ejemplo)

40 Ofrézcase él mismo en oración sobre sus rodillas delante de Dios, en señal o memorial del pacto sempiterno; y cuando alguien entre después de él, que el maestro se levante y, con las manos levantadas al cielo, sí, incluso directamente, salude a su hermano o hermanos con estas palabras:

41 ¿Eres hermano o hermanos? Te saludo en el nombre del Señor Jesucristo, en señal o memoria del convenio sempiterno, en cuyo convenio te recibo en comunión, en una determinación que es fija, inamovible e inmutable, ser vuestro amigo y hermano, por la gracia de Dios, en los lazos del amor, andar irreprensibles en todos los mandamientos de Dios, en acción de gracias, por los siglos de los siglos. Amén.

42 Y el que fuere hallado indigno de este saludo no tendrá lugar entre vosotros; porque no permitiréis que mi casa sea profanada por ellos.

43 Y el que entre y sea fiel delante de mí, y sea un hermano, o si son hermanos, saludarán al presidente o maestro, con las manos levantadas al cielo, con esta misma oración y pacto, o diciendo Amén, en señal del mismo.

44a He aquí, de cierto os digo, esto os es por ejemplo para saludaros los unos a los otros en la casa de Dios, en la escuela de los profetas.
44b Y sois llamados a hacer esto con oración y acción de gracias, según os lo dicte el Espíritu, en todas vuestras obras en la casa del Señor, en la escuela de los profetas, para que llegue a ser un santuario, un tabernáculo, de la Espíritu Santo para vuestra edificación.

45 Y no recibiréis a ninguno de vosotros en esta escuela, a menos que esté limpio de la sangre de esta generación; y será recibido por la ordenanza del lavatorio de los pies, porque para este fin fue instituida la ordenanza del lavatorio de los pies.

46a Y además, la ordenanza de lavar los pies debe ser administrada por el presidente o anciano presidente de la iglesia. 46b Debe comenzar con oración; y después de participar del pan y del vino, se ceñirá, conforme al modelo dado en el capítulo trece del testimonio de Juan acerca de mí. Amén.

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